En Chile, actualmente, la obesidad es una de las enfermedades más comunes. En efecto, cabe mencionar que no solo afecta a los adultos, sino que también a los niños. Una de las causas de esta situación de obesidad infantil se origina en que la alimentación que recibe esta población no es la adecuada, debido a la falta de educación de los padres y desconocimiento de qué es una alimentación saludable. Es por eso que, el alza de impuestos a la comida chatarra significa un gran beneficio para la salud de las personas respecto a disminuir la obesidad en el país.
En primer lugar, porque la comida chatarra contiene un alto contenido de grasas. De esta manera, la población llega a condiciones de obesidad, tanto en niños como adultos. Esta patología implica que a futuro se produzcan enfermedades inherentes al factor de riesgo que es la obesidad, como por ejemplo: hipertensión arterial, diabetes y problemas óseos entre otras. A su vez, esto tiene como consecuencia que los niños obesos, cuando lleguen a su adultez, generarán un gasto en salud para el Estado y de allí se justifica el aumento del impuesto a la comida chatarra para poder financiar sus futuros tratamientos médicos.
En segundo lugar, este mayor impuesto permitiría destinar, durante un tiempo determinado, una parte de él para la reconstrucción del país. Además, mediante campañas por los distintos medios podrán promover conductas sanas de alimentación y formar conciencia en la población.
Por otro lado, han surgido argumentos que apuntan en una dirección opuesta. La comida chatarra en general es de bajo costo, por tanto, accesible a mucha gente, en especial a los de más bajos ingresos. Al subir el impuesto a esta comida, suben los precios y estas personas se verán limitadas en sus opciones de alimentación. Sin embargo, existen alternativas tradicionales y sanas de alimentación que no son caras, como por ejemplo: hortalizas, frutas y legumbres.
A modo de síntesis, el alza de impuestos a la comida chatarra es una de las tantas medidas para combatir la obesidad, puesto que existen otras acciones que la complementan. Se mencionan, a modo de ejemplo: educación en los colegios, centros de salud, juntas de vecinos y campañas publicitarias. Estas actividades deben ser realizadas por educadores, enfermeras, médicos y nutricionistas, entre otros profesionales implicados.
En primer lugar, porque la comida chatarra contiene un alto contenido de grasas. De esta manera, la población llega a condiciones de obesidad, tanto en niños como adultos. Esta patología implica que a futuro se produzcan enfermedades inherentes al factor de riesgo que es la obesidad, como por ejemplo: hipertensión arterial, diabetes y problemas óseos entre otras. A su vez, esto tiene como consecuencia que los niños obesos, cuando lleguen a su adultez, generarán un gasto en salud para el Estado y de allí se justifica el aumento del impuesto a la comida chatarra para poder financiar sus futuros tratamientos médicos.
En segundo lugar, este mayor impuesto permitiría destinar, durante un tiempo determinado, una parte de él para la reconstrucción del país. Además, mediante campañas por los distintos medios podrán promover conductas sanas de alimentación y formar conciencia en la población.
Por otro lado, han surgido argumentos que apuntan en una dirección opuesta. La comida chatarra en general es de bajo costo, por tanto, accesible a mucha gente, en especial a los de más bajos ingresos. Al subir el impuesto a esta comida, suben los precios y estas personas se verán limitadas en sus opciones de alimentación. Sin embargo, existen alternativas tradicionales y sanas de alimentación que no son caras, como por ejemplo: hortalizas, frutas y legumbres.
A modo de síntesis, el alza de impuestos a la comida chatarra es una de las tantas medidas para combatir la obesidad, puesto que existen otras acciones que la complementan. Se mencionan, a modo de ejemplo: educación en los colegios, centros de salud, juntas de vecinos y campañas publicitarias. Estas actividades deben ser realizadas por educadores, enfermeras, médicos y nutricionistas, entre otros profesionales implicados.
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